Todo comienza una fría noche.
La estación está vacía.
Llega Chilonguín, un torpe y soñador payaso campesino.
Se duerme (...)
El tren arranca a su próxima estación y el payaso despierta exaltado. Al correr, su valija cae abierta dejando al descubierto sus pertenencias.
Ordenando su valija-museo, el tiempo se detiene unos instantes. Al son de los recuerdos comienzan a rebalsar cómicas historias vividas en la carpa de circo.
Volviendo a la estación y a la espera del próximo tren, Chilonguín mantiene viva la ilusión de encontrar a su trapecista.